Entremesse

Sexo por sexo fue la propuesta

Sin romance, sin conquista

Sólo eso: sexo.

Mi imaginación fue la compañera del camino entre la oficina y tu casa.

Ella me ayudó en incontables ocasiones para que llegara excitada al encuentro, húmeda.

Una vez ahí, no dejábamos pasar un sólo segundo.

Mi blusa y tu cinturón siempre caían bruscamente al piso.

Los zapatos se perdían en la sala y la cocina.

Tu mano se empapaba de mí, de mis líquidos

A veces me dabas a probar, querías saber si me disfrutaba también

Mi boca recorría tu oreja, tu cuello, tus hombros, tus pezones

Hacía una pausa y me iba directo a tu centro cálido que mi boca tanto disfrutaba.

Recuerdo que a veces tu mano pasaba extraviada en mi cabello.

No duraba mucho ese momento pues la intención nunca fue dar ternura al otro.

No querías perder el piso.

Ya desnudos, sólo se escuchaba el brusco acercamiento entre tu sexo y el mío.

Era como tratar de subir la cuesta y resbalar.

Me pregunto por qué nunca pude quedar sostenida de la cúspide.

¿Será acaso que necesitaba escucharte susurrar mi nombre en el orgasmo y

que por fin cerraras los ojos durante el beso?

Se terminó el tiempo, como siempre,

una hora para el almuerzo nunca me bastó para llenarme de tu cuerpo,

de tu sexo, de tu sudor, de esa mirada llena de placer que me pedía más

Con un “hasta pronto” tomé a la imaginación por el hombro y

la ceñí a mi cuerpo para esperar el próximo encuentro.

MAR 2006